domingo, 5 de octubre de 2014

Voz, luz y color

Ayer fue un día muy especial. Hace 4 años que lo es, y seguimos sumando.
En las Diadas de Petits amb Llum, siempre hay emociones nuevas, más antiguas y más frescas. Más personas, más globos, más bebés.
De los 4 años, el de ayer fue, quizás, el más bonito en cuanto a imagen en el cielo.
Es como si nuestros niños se hubieran remangado las alas y hubieran estado haciendo limpieza general de nubes. Cielo raso y limpito para que empiece la fiesta de los globos.

Me impresionó, una vez más, la cantidad de bebés que vuelan. La cantidad de vacío que dejan. La cantidad de amor que despiertan.
Lágrimas, abrazos y un aplauso que rompe el silencio de tanto globo volador.

Me los imagino a todos juntos, a semejanza de sus papás, esperando con anhelo cazar ese globo preparado para ellos, y esa estrella con las palabras que les quedaron por decir a los que más los quieren.
 Me gusta imaginar que siguen vivos, de otra manera, en un mundo paralelo al nuestro. Y que juegan, ríen y son felices. Que nos mandan fuerzas si flaqueamos, nos miman y protegen.
Puede parecer algo fantástico e irreal, pero no me convence la idea de que la muerte te mata y ya está. Creo que somos algo más y en algún momento nos reencontraremos.

Sea como sea, una vez más, ayer, fue el día de nuestros petits. Por y para ellos. En el que les dimos voz, luz y color para que se oiga su brillo para siempre.