domingo, 2 de junio de 2013

El Reiki en el Duelo

Os dejo un artículo escrito por mi amiga y compañera de camino, Nuria Garrido. Terapeuta, Maestra de Reiki y Consteladora Familiar. Estuvo presente con su alma y corazón durante mi dolor más profundo. Con sus manos y el Reiki me ayudó a que la herida cicatrizara con amor. En el apartado de recursos encontraréis su contacto. Un placer que se cruzara por mi camino hace casi 10 años. Gracias Nurita.


Aunque hace ya años que me dedico a hacer Reiki y tengo diferentes experiencias, no puedo decir que siempre actúe de la misma manera en personas que plantean una problemática similar.
La energía es sabia, circula por el cuerpo del receptor y decide actuar de una u otra manera, dependiendo de lo que le haga más falta a la persona en ese momento. Por ese motivo mi mente sólo dice: "Te deseo lo mejor de lo mejor", y dejo en manos de Dios, o del Universo, o del Poder Superior, los resultados de la sesión.
A menudo me llaman y me piden Reiki a distancia para mujeres que están de parto. En ese momento, o bien yo sola, o bien contactando con otros "Reikistas", me pongo o nos ponemos en acción y enviamos energía Universal a la situación ( a la madre, criatura, personal sanitario...) La energía actúa sabiamente y sabe dónde o en quién incidir.
Son partos en los que la madre suele comentar que se ha sentido segura, acompañada, tranquila, reforzada...
Hace unos años sonó el teléfono por la noche. Una buena amiga iba a parir... Le habían comunicado que su bebé de siete meses de gestación no tenía latido... Iban a provocarle el parto.
En un principio la conmoción emocional atravesó mi cuerpo, estaba sentimentalmente vinculada a mi amiga, a su marido y también a su niña... Pude sentir el miedo, el dolor, la incredulidad, la ira y el shock de aquellos padres...
En esos momentos y para poder ser útil, entregué a mis Guías todas mis emociones y contacté con mi hermana. Pasamos toda la noche haciendo Reiki a la situación. Deseando lo mejor de lo mejor a aquellos padres, dentro de lo que estaban viviendo.
Mi hermana y yo nos íbamos comunicando de tanto en tanto y ambas coincidíamos en lo mismo, dado que el Reiki no dejaba de fluir de nuestras manos ni bajaba de intensidad en ningún momento, entendíamos que debíamos continuar y así lo hicimos hasta bien entrada la mañana.
No puedo saber cómo se habrían sentido estos padres si no hubieran tenido Reiki en esa situación, eso sólo Dios lo sabe...
En posteriores sesiones presenciales, la mamá, que iba siguiendo su proceso natural de duelo, iba recibiendo Reiki y éste se concentraba en ocasiones en la cabeza, o en el corazón, o en el plexo solar, etc... La energía sanadora y amorosa iba ayudando a sanar en cada momento las emociones, los sentimientos, o el cuerpo físico...
Cada uno de nosotros vivimos el duelo de diferentes maneras, como el resto de experiencias de nuestras vidas. Aunque normalmente recorremos las cinco conocidas etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

En cada una de estas etapas, unos nos quedamos más tiempo que otros porque nos cuesta dejarla atrás y pasar a la siguiente, o vamos pasando de una a otra arrastrando la ira o la depresión, la negación... Etc...
Durante este proceso, el Reiki actúa como energía que ayuda a disolver los estancamientos y a paliar el dolor intenso de la pérdida. Le da a la persona aquello que le hace falta para encontrarse mejor y superar el trance.






Este artículo va dedicado a Cora, a sus papás y a todos aquellos padres que soñando con dar vida no han podido sentir los latidos y la respiración de su bebé habiéndolo amado tanto incluso antes de saber que venía.

Nuria Garrido Liso.

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